viernes, 4 de noviembre de 2011

AS WE MAY THINK

Van­nevar Bush era el con­se­jero cien­tí­fico del pres­i­dente Roo­sevelt cuando pub­licó, en julio de 1945, un artículo lla­mado As we may think (Cómo podríamos pen­sar), en la revista Atlantic Monthly:




Bush fue ingeniero norteamericano director de la U.S. Government's Office of Scientific Research and Development. En este artículo  insta a los científicos, tras el fin de la segunda guerra mundial, a dedicar sus esfuerzos no sólo a extender los poderes físicos del ser humano sino también los poderes de su mente. La preocupación central de Bush es la extensión en proporciones prodigiosas de la experiencia humana y las consiguientes dificultades para el investigador del uso -registro, recuperación y consulta- eficiente de esa información. Imagina, antes del desarrollo del computador, un aparato que, a la manera de un suplemento de nuestra memoria, facilitaría el acceso y la relación de la información acumulada.



Este aparato, bautizado con el nombre de "Memex", consiste en una especie de mesa con superficies translúcidas, teclado, palancas y botones que pueden buscar rápidamente archivos en forma de microfilms. Pero además, y lo que es decisivo, el lector podría añadir notas marginales y comentarios mediante un sistema de fotografía seca que permitirá incluir las notas en la película del "Memex". La clave de este dispositivo es que funcionaría imitando los procesos de la mente humana que trabaja por asociación, de acuerdo con el intrincado tejido de senderos construido por las células del cerebro. Aunque no podemos reproducir totalmente este proceso artificialmente, podemos aprender de él. De esta forma, la selección debe ser por asociación y no por la ubicación mecánica de temas en un índice alfabético.

En el "Memex" se podrían guardar archivos, libros y textos para ser consultados rápida y flexiblemente. Sería posible agregar comentarios y notas marginales. Quien consulta construiría senderos de lectura de acuerdo con su interés, seleccionando y enlazando los artículos que quiera a través del laberinto de materiales disponibles, y podría modificar esta configuración cuando lo deseara.

Con su máquina del futuro, Bush propone no sólo una nueva forma de manejar la información sino también, una nueva forma de escribirla y de leerla, es decir, por asociación de documentos además de  contemplar la posibilidad de la intervención del lector, quien mediante sus comentarios sería, a su vez, autor.

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